Todo estaba en su sitio, y consultado el espejito mágico no había un corredor más rápido por aquella zona, así que hemos vuelto tranquilos hasta la zona del eternal running, donde después de saltar vallas, zanjas, hormigón, y que se yo, el Toni se ha tirado a la yugular del encargado.
Al final 13 km y con ganas de que llegue mañana para meter "caña" a las vomero!!!.


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